Bienvenidas y bienvenidos a una publicación más de Mi Arro’ con Pollo... sin Huesos. Hoy nuevamente me voy en un pequeño viaje reflexivo donde les compartiré mi perspectiva sobre las pruebas que se nos presentan en la vida. Así que continúa leyendo sobre la importancia de las pruebas en nuestra vida.
Cuando estamos en la escuela solemos tomar exámenes o pruebas mediante las cuales los maestros buscan conocer cuánto hemos aprendido de las lecciones que nos han impartido. Lo mismo sucede en nuestra vida.
Llegamos a esta vida y desde el día número uno comenzamos a tomar lecciones. Así con el paso del tiempo desarrollamos creencias, conocimientos, destrezas, habilidades, virtudes, fortalezas, debilidades entre otras tantas cosas que nos permiten ser quienes somos. Aprendemos de diversas fuentes, como bien les hable en mi pasada publicación. Adquirimos conocimientos de nuestra familia inmediata, principalmente de los padres. Además de los maestros, de los amigos, de las personas con las que socializamos constantemente, de lo que leemos, vemos y escuchamos. Pero, luego de aprender viene el examen.
La vida, el Universo, Dios o la que sea esa fuerza superior en la que creamos nos pone a prueba. Entonces llegan a nuestra vida situaciones como el desánimo, la baja autoestima, las enemistades con la familia, desacuerdos con los amigos o chismes con los compañeros de trabajo. Llegan las pérdidas de los seres que amamos. Nos enfrentamos con situaciones de salud propias, de algún familiar o conocido. Y es en esos momentos donde estamos siendo probados a ver que tanto hemos aprendido.
Aunque nadie la pasa bien en las pruebas, debemos tener claro que cada una de ellas tiene un propósito para la vida de quien las atraviesa. Ya sea para que sepamos hasta donde hemos desarrollado una cualidad, cuan capaces somos de hacer x o y cosa o bien para aprender algo nuevo, cada dificultad nos aportará algo a nuestro desarrollo. Y no se ustedes, pero conozco historias de personas que han disparado su potencial, precisamente después de enfrentarse a una gran prueba. Personas que tras sufrir un accidente, en el que las probabilidades de algo tan fundamental como la movilidad eran muy bajas, logran sanarse y continuar sus vidas como si nada hubiese pasado. Así podemos identificar muchos otros ejemplos de personas que han superado dificultades de diferentes tipos en algún momento de sus vidas. Sin lugar a equivocarme pienso que si nos acercamos a ellas nos dejaran saber que dicha prueba era necesaria para mejorar en algún ámbito de su vida.
Así que desde hoy en adelante comienza a aceptar tus procesos, situaciones, dificultades o pruebas como algo necesario. Enfréntalas sabiendo que no serán para siempre y que tienen un propósito para tu crecimiento como persona. Busca sacar el mayor aprendizaje y provecho de cada circunstancia. No digo que será fácil. No digo que entenderemos el por qué al inicio, pero con toda seguridad puedo decir que algo aprenderemos de ese proceso. Algo con lo que podremos ayudarnos a nosotros mismo o incluso que será de beneficio para aquellos que nos rodean.
Espero que les haya gustado esta reflexión. Recordemos nadie está libre de pasar por pruebas, pero si las enfrentamos con una actitud positiva definitivamente será mejor. ¿Has pasado por algún desafío del cual saliste triunfante? ¿Piensas que las pruebas te ayudan en tu desarrollo como persona? Cuéntame qué piensas de este tema en el área de los comentarios.
Les comparto esta frase: “Cuando entiendes que la vida es una prueba te das cuenta de que nada en ella es insignificante”. (Tomado de http://caminandocondios.net)
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Hasta leernos otra vez.
María Magdalena ;)
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