Aquí
estoy.
Bienvenidas y bienvenidos a una nueva publicación de Mi Arro’ con Pollo… sin Huesos. La semana pasada les hable sobre cambiar nuestro pensamiento y entiendo que el pensar diferente se logra mediante decisiones (entra aquí para leerlo). Por lo que hoy les compartiré una reflexión sobre la importancia de la toma de decisiones en nuestra vida.
Desde mi perspectiva la toma
de decisiones es innata de todos los seres humanos. Ha sido definida como el
proceso mediante el cual se realiza una elección entre diferentes opciones o
formas posibles para resolver diferentes situaciones. Deben considerarse varios
aspectos al momento de hacer una elección. Y debemos tener claro que las mismas
traerán consecuencias, ya sean buenas o malas.
Cada día,
en cada momento estamos tomando decisiones. Desde que abrimos los ojos decidimos si
levantarnos de la cama o seguir durmiendo. Debemos decidir entre una ropa u
otra, entre desayunar o bañarnos primero. Y así durante todo el día. Las anteriores son de las decisiones
que para mí se hacen más sencillas, sin embargo hay otras que son difíciles de
tomar. Las más difíciles son aquellas que tienen mayores consecuencias para
nuestro futuro, nuestro bienestar y para alcanzar nuestros objetivos y metas. Por
ejemplo, que carrera estudiaremos, que trabajo aceptaremos y las condiciones
del mismo, la pareja con la que deseamos compartir nuestra vida, comprar o
alquilar una casa, entre otras muchas.
Por
tanto, más allá de elegir entre una opción u otra es preciso que analicemos las
ventajas y desventajas que traerá a nuestra vida la decisión que tomaremos. Tenemos
que enfocarnos en aquellas decisiones que nos traerán paz, armonía y felicidad.
Debemos avanzar hacia lo que nos acerca a nuestro objetivo. Una excelente decisión
sería elegir ver lo positivo en cada situación, por más difícil que esta pueda
ser. Elegir moverse aun cuando sea a paso muy lento y trabajar por aquello que
entendemos nos permitirá estar y ser mejores.
Algo
muy importante es saber que la toma de decisiones es influenciada por nuestro
estado de ánimo. Así que tenemos que ser cautelosos y no permitirnos decidir en
aquellos momentos en que estamos atravesando la tristeza o experimentando la máxima
felicidad, pues en estos dos puntos solemos ser más impulsivos y por ende menos
racional, lo que podría llevarnos a tomar el camino equivocado y cometer
errores. Tenemos que tomar las decisiones pensando en que influirá en las próximas
a las cuales debemos enfrentarnos. Más importante aún, tenemos que tener presente
que hay decisiones que traen consecuencias irrevocables, es decir que no pueden
cambiarse.
Así
que comienza a hacer mejor uso de la toma de decisiones. Reconoce que es algo
que no puedes dejar de hacer, pues aun cuando no lo notemos estamos en
constante elección. Escúchate siempre y déjate guiar por lo que quieres lograr
en cada paso, en cada etapa y en cada
momento. No olvides que lo que decidas hoy tendrá impacto en lo que serás o
vivirás mañana. Comienza hoy a tener total control sobre lo que escoges.
Les
comparto esta frase: “Toma tus decisiones en función de dónde quieres llegar,
no en base a donde te encuentras”. –James Arthur Ray
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Hasta
leernos otra vez.
María
Magdalena ;)
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